Filus
(Monólogo)
de Benjamín Gavarre Silva
Personajes:
Filus
(Voz de Bosca y Voz cavernosa)
(Voz de Abus)
1.
Sótano, casi en la oscuridad total. Se vislumbran algunos muebles viejos arrumbados; objetos varios también abandonados; algunos útiles, otros no tanto.
Se escuchan las voces que vienen de arriba, una discusión entre Filus y su hermana Bosca.
A gritos... Siempre, siempre en tono de comedia.
Voz de Filus. — ¡Tú eres demasiado joven, y además no estás casada!
Voz de Bosca. — ¿Ah, sí?... ¿Sabes lo que pasa cuando me haces enojar?
Voz de Filus. — ¡Yo sé lo que puede pasar si me tocas un cabello!
Voz de Bosca. — Uy, ¡qué miedo!
Voz de Filus. — ¡Tú te lo buscaste!
Voz de Bosca. — Ahorita vas a ver… Conmigo sales perdiendo. (Se entiende que Bosca le está pegando a su hermano).
Voz de Filus. — ¡Auxilio! ¡Bosca se volvió loca! ¡Auxilio, Abus! ¡Controla a tu nieta!
Se escucha ahora a la abuela que regaña, nada más, a Filus.
Voz de Abus. — ¡Filus! ¡Deja en paz a tu hermana! ¿Qué pasa contigo? Me parece haberte dicho que arreglaras tu sótano. ¿Qué has estado haciendo?
Voz de Bosca. —Filus se ha pasado todo el día reflexionando. Está pensando en sus maravillosos e irrealizables proyectos.
Voz de Filus. — Mis proyectos son asuntos, trascendentes, significativos.
Voz de Bosca. —¡Uy, qué importante suenas!
Voz de Abus. — No peleen. Filus, tienes cinco minutos para limpiar el sótano.
Voz de Filus. — Déjame en paz, abuela; lo quiero tal y como está.
Voz de Abus. — Limpia ese chiquero.
Voz de Filus. — No soy esclavo de nadie.
Voz de Abus. — Lo haces o lo haces.
Voz de Bosca. — ¡No lo hagas, Filus! ¡Tú salva a la humanidad!
Voz de Filus. — ¡Ya cállate!
Voz de Abus. — Te voy a quitar el internet, si no lo limpias.
Voz de Bosca. — Eso sí le va a doler.
Voz de Filus. — (Grita muy fuerte) ¡Está bien, lo voy a hacer, abuela! ¡Lo voy a hacer, pero a mi modo!
Voz de Abus. — Como tú quieras, pero ya sabes.
Voz de Bosca. — Y rapidito, hermanito, rapidito. Adióooos.
Oscuro
2.
Filus, en el sótano.
Filus. — (Baja las escaleras, muy de malas, pero muy decidido. Toma la escoba y empieza a barrer el sótano) A mi modo. ¿Tengo que arreglar un agujero? Ah, pues yo, Filus, lo transformo magníficamente.
(Estalla, casi llora, siempre en comedia) ¡Por qué yo!
Deja la escoba y se sienta, desfallecido, en un mueble desvencijado.
¡Por qué yo!
Busca en uno de los cajones del mueble y encuentra unas medias. Abre el viejo paquete que estaba intacto todavía… y se pone una de las medias en la cabeza.
(Burlón) ¡Ay de mí! ¡Ay de mí que no tengo cara! ¡Ay, que se me perdió la cara! ¡No tengo cara, ay de mí!
Abre la puerta de un ropero desvencijado y saca una vieja y falsa calavera.
(Histriónico, habla con la calavera) ¿Eres tú, bisabuelo? (Él mismo actúa como su supuesto bisabuelo) ¿Yo?... Soy el legendario Vizconde Filus III. Me asesinaron en el Cairo cuando pasaba la noche con un camello. ¿Podrías quitarte esa estúpida media de la cabeza? (Filus “le responde a su Bisabuelo”) Me aburro, bisabuelo. Odio la normalidad. No sé por qué nadie se da cuenta de que soy superior. Mi abuela me exige las mismas obligaciones, las mismas tareas domésticas que, claro, están bien para cualquiera, pero que a mí francamente me aburren porque yo... (Otra vez responde el Bisabuelo) Sí, sí, sí… (Improvisa una canción) ¡Por qué no te sobas, por qué no te rascas, por qué no te cansas de pensar… Date un buen masaje, donde te haga falta, te juro que es dulce, es muy placentero, rascarse, sobarse, mhhh, hay que saber disfrutar! (Filus, falsamente incómodo) ¡Basta, abuelito… Bisabuelito, ejem… “Eso” no es lo que yo necesito, es… es demasiado... (Bisabuelo) ¿Lúbrico, estrafalario, controvertido?… Y sobre todo, tu reino no es de este mundo. (Filus) Yo quiero hacer algo importante en esta vida. Algo trascendente. Algo que transforme al mundo. (Bisabuelo) El mundo, ah, el mundo, Filus. En sus orígenes no era más que una gigantesca masa incandescente. Luego vinieron los dinosaurios. Se comieron la masa apestosa que todavía no estaba bien cocida, se indigestaron y, claro, murieron. Luego, de los dinosaurios nacieron los hombres; formaron sociedades, instituciones diversas... Y luego naciste tú. (Filus) No sé. Me parece muy pesimista tu punto de vista, abuelo. Creo que mejor te dejo. (Bisabuelo) Soy tu bisabuelo, no tu abuelo. (Filus) Como sea, adiós.
Deja la calavera y se queda pensativo un momento. Luego, va a hacia un carrito donde están varios frascos con contenidos desagradables, como muestras de laboratorio ya muy viejas y secas.
(Con un frasco en la mano, Imita a su hermana Bosca) Mira, Filus, no es extraordinaria… Tomé esta muestra de sangre el lunes de la semana antepasada (Luego toma otro frasco de muestras de laboratorio y continúa imitando a su supuesta hermana) Luego… tomé esta muestra de orina el martes… ¿No es una desgracia? Quiero convertir estas muestras indeseables, en unas aceptables. (Ya como Filus le responde a Bosca) Bosca, estás loca. Todo lo que haces es asqueroso. (Bosca) Oh… gracias hermanito. Pero recuerda… Tienes que limpiar el sótano, si no tu abuela te va a quitar el Internet.
Filus se aleja del carrito con muestras y retoma la escoba. Barre sin convicción.
Gracias, abuela. (Patético, pero cómico) Me obligaste como si fuera tu sirviente, como si fuera tu esclavo. Contigo siempre salgo perdiendo. No sé qué necesidad tienes de arreglar el sótano si tú nunca bajas. El sótano es mío. Solamente mío. (Sigue barriendo y ordenando los muebles. Luego toma cubeta y trapeador y hace la limpieza, muy a gusto, al ritmo de la música de su teléfono celular.) (Después de un par de minutos, mira a su alrededor y exclama satisfecho por los ligeros cambios que ha logrado) Bueno, ¡debo admitir que no le venía mal un poco de limpieza! Es asombroso como yo muevo un objeto… Así, y así, y así… (Mueve los muebles viejos y deja ordenado.) y el espacio se modifica. Asombroso. De la misma manera, sólo que inversamente proporcional, yo barro y tiro esta basura en este bote… y, ¿qué pasa? (tira la basura que recogió en el bote) Muy asombroso. (Deja todo el sótano verdaderamente ordenado y limpio) He aquí como yo, mediante solamente algunos movimientos puedo transformar el espacio. (Se detiene a ver “el resultado”) Sí, todo era tan fácil; mera cuestión de hacer algunas modificaciones y así... crear la habitación que no existía. Al final, entonces diré: todo es imagen, todo simple apariencia. Por lo tanto: ¡el espacio es la forma! (Graba su voz en su teléfono celular) Y de este modo, hoy descubro que basta un ligero cambio para que toda la estructura adquiera: La Forma... ¡La nueva imagen! (Para sí) Definitivamente soy un genio. (Reflexiona) Pero, por qué limitarme a los objetos, o a los espacios. ¿Por qué no...? Podría crear… ¡La nueva imagen de un ser vivo!...
Mmhh. Sería tan fácil… ¿Qué necesito?... Ya sé.
Oscuro.
3.
Han pasado días. Cuando regresa la luz vemos un fotomontaje pintado en colores alegres con una imagen de abuela bondadosa, muy tradicional, muy dedicada a sus quehaceres, con delantal, ropa viejita, tubos en la cabeza, la imagen de un ama de casa, pero de muy avanzada edad. En dicha imagen hay un hueco para meter la cara y convertirse en el personaje.
Filus, siempre celular en mano, está detrás de un atril, en la mitad de una conferencia científica. Su público es un imaginario grupo de especialistas en el campo de la genética.
(Filus actúa didáctico, cómicamente vanidoso) Yo diseñé el programa de Transformación cosmético más ingenioso. Pude crear la imagen más atractiva, pude definitivamente lograrlo.
Con ayuda de su celular, Filus pone aplausos grabados y hace caravanas.
(Va detrás de la imagen de Abus y mete la cara en el hueco, personificándola) Bravo, Filus.
(Retomando como Filus, va al atril) Como sabemos, la imagen exterior es algo fundamental en nuestros días. Se gastan fortunas en volvernos más atractivos y atractivas sobre todo para nuestro objeto de deseo. (Supuestas risas de Abus) Yo concentré toda mi sabiduría en transformar los deseos de cambio de apariencia aun en seres tan infinitamente ancianos… como mi abuelita (Emocionado) Y He aquí que yo Filus y solo Filus convertí a mi abuelita estrictamente en lo que ella deseaba. (Pone otra vez aplausos grabados).
Y claro, los resultados aunque satisfactorios aún no son concluyentes.
Tendré que remitirme a unos momentos antes del experimento. Les cuento lo que sucedió hace unos días:
4.
(Cambio de luz, a lo sepia. Filus deja el estrado y entrevista a su abuela. Se le acerca, dulce.) Abus, quiero que pienses en eso que has anhelado toda la vida, en eso imposible de conseguir en la áspera realidad.
(“Abus”). ¡Filus, no lo podría decir en público! No quisiera ser inapropiada… pero te cuento. Pues bien; como tú sabes, a mí nunca me faltaron pretendientes... Todos aristócratas; algunos embajadores y uno que otro músico. Amables, eso sí. Muy, muy educados y por supuesto de la más rancia y pálida alcurnia. Tú no te imaginas el éxito que tenía. Y claro, dejé que me cortejaran porque, aunque aristócratas, mis pretendientes eran después de todo humanos; pero en realidad ninguno de ellos me hacía sentir, pues, absolutamente nada. Y ahora ya se acabaron los aristócratas y la verdad no lo lamento en lo absoluto... Y no, no es que yo esté enamorada, no. Porque, cómo podría estar enamorada de... Por más que no deje de pensar en él desde que entró a formar parte de nuestro servicio. No es que no me lo pueda quitar de la cabeza, de la imaginación quiero decir. Y eso, que ni siquiera lo he escuchado, no sé ni cómo habla, ni lo que piensa. Y no, pues no siento ningún deseo de ningún tipo, por más que sea muy joven y ande así… tan… sin camisa…
(Filus) Abus, no te entiendo, ¿de quién estás hablando?
(Abus) Y no, yo no creo que mi vana intención de pasar la noche con él sea considerada de mal gusto. Si nadie se da cuenta, pues... Dime tú, ¿crees que sería mal visto que yo pasara la noche con... (En un susurro) con el jardinero?…
(Filus, atónito, a gritos) ¡Con el jardinero! (Silencio. Filus voltea a ver a todos lados y ya después continúa con su exposición científica. Envanecido) Abuelita. Si yo te pido que describas el tipo de mujer que inevitablemente haría que el jardinero cayera rendido a tus pies… Cóooomo sería.
(Abuela) Bonita, elegante, simpática… elegante…
(Filus) Abuelita. Si tú pudieras pedir un deseo y te convirtieras en la mujer más atractiva sobre la tierra… cómo serías. ¡Describe a esa mujer!
(Abuela) Bonita, elegante, simpática… elegante…
(Filus) Abuelita.
(Abuela) Elegante… con un sombrerito. Con bolsa. Simpática.
(Filus. Dando por hecho que su abuela no cambiará su descripción… inicia el experimento) Bueno. Bien. (Emocionadísimo.) ¿Lista, Abuela? ¿Estás preparada? Estamos ante uno de los experimentos más gloriosos, más trascendentales! ¡Tú formarás parte de esta realidad creada por mí y solamente por mí! ¡Aquí comienza la historia del mundo transformable a voluntad! He aquí el primer ejemplo de mi brillante inteligencia. Compartan conmigo la fama y la gloria: ¡ahora soy parte decisiva de la historia de la humanidad!
5.
Luces adecuadas y efectos sonoros especiales. Se hace un oscuro y cuando la luz vuelve vemos ahora… otro fotomontaje, pero ahora con la abuela que viste de manera elegante, no tiene delantal, tiene una bosa de mano y se podría decir que se ve guapa además de simpática y dulce. Es la imagen de lo que Abus quería ser, dispuesta a conquistar a su jardinero o salir con sus amigas.
Filus, ocupa el hueco de la imagen con una máscara que tiene el rostro apacible y muy bien maquillado de la Abuela.
(Filus. Se aleja del hueco. Se quita la máscara y se dirige a su público.) Y eso fue todo. No pasó nada. O sí, fue todo un éxito. Los controles estaban bien. Los datos eran los correctos. El experimento se realizó como era debido. Pero… Lo que tuvo que pasar pasó. Mi abuela pidió ser una mujer bonita, elegante, simpática… elegante… y pues… ya lo era. Ella siempre ha sido así. Ella está muy a gusto con quién es… y eso señores y señoras está… Muy bien. Muy bien... Sí, la verdad sea dicha.
(Filus, muy triste, pone sus aplausos grabados, pero esta vez no hace reverencias.)
Ah, pero esto no podía quedarse así. No señor. Yo tenía que seguir investigando y haciendo experimentos.
Oscuro
6.
Al encenderse la luz, Filus entra con un carro encima del cual hay una cápsula tamaño humano. Dentro de la cápsula, en lugar de una persona, está el muñeco de su hermana Bosca, con quien se relacionará.)
(Filus se dirige a su público especialista) Antes de iniciar el segundo experimento… tuve una interesante charla con mi hermana. Fue algo como…
Se relaciona con el muñeco que representa a su hermana.
— “Bosca, hermanita...”
— “¡Qué, Filus!”
— “Por qué no me hablas de tu máximo deseo, de tu mayor anhelo.”
— “¿Yo? No, Filus yo no quiero nada, me gusto tal y como soy.”
— “¡Dime tus deseos, Bosca!”
— “¡No, Filus, déjame en paz. Yo no quiero ningún cambio, Filuuus! ¡Auxilio, Filus se ha vuelto loco! ¡Abuelaaaa!”
(Filus didáctico, ameno) Estamos sin duda en tiempos en que todos queremos poderes. Todos queremos volar, leer la mente, hacer viajes inter… inter… galácticos. Como sea. Todos deseamos al menos un poder que podamos controlar y que sea parte de nuestra vida diaria. Así, yo estuve investigando. Hice grandes progresos en la ciencia de la esdrodosfera cuántica y pude tener los mejores resultados para un cambio significativo en los sujetos del experimento. En este caso el sujeto fue… Bosca. Mi hermana. Les cuento como fue… todo. (Lleva al muñeco de Bosca a la cápsula y cierra la tapa. Se despide con un gesto triste).
(Filus va al estrado y vuelve a dirigirse a su público) ... por lo tanto, aunque los alquimistas tenían razón en sus intenciones, estaban incapacitados tecnológica y científicamente para lograr la transmutación de los elementos. Yo, incluso con los resultados positivos, aunque no los esperados por mí, que es lo más importante… aprendo como todo buen científico y aún más... confirmo mi hipótesis: EL MUNDO ES TRANSFORMABLE.
Voz de Abus. — (Desde arriba) Bravo, Filus; eso les va a encantar.
Filus. — (Retomando, ligeramente incómodo por la intervención) Yo realicé una modificación momentánea tomando como objeto de estudio a un ser vivo. Sin embargo, al no sentirme satisfecho del cambio meramente circunstancial, aunque con éxito, verdad, Abus… (Risas de Abus desde arriba) Decidí llevar mi experimento todavía más lejos: Efectuar una transformación intrínseca de la estructura básica. Es decir, una transmutación a fondo, molecular y permanente. (Emocionado) Una alteración drástica en la fisiología de un ser vivo tomando como punto de partida los elementos primarios esdrodosféricos. Sí, me refiero exactamente a una metamorfosis interna total, pero sin cambios externos significativos. (Emocionadísimo) Así es, estoy hablando de la alteración factible cuántica y cromosómica genética en un sujeto viviente. (Pone con su propio teléfono móvil aplausos grabados).
Voz de Abus. —¡Eso es, Filus... bravo!
Filus. — (Recobra la calma) Quiero agradecer la infinita cooperación de mi segundo y actual sujeto de estudio quien cordialmente se propuso ella misma para ser utilizada en este experimento. Ella… Se supone… que debería…. Estar dentro de esta cápsula… Ya saben ustedes. Yo le pregunté: Bosca, querida hermana, cuál es tu deseo más profundo… En qué quieres tú que yo te convierta a ti… Palabras más palabras menos.
(Suena su teléfono, y contesta el mensaje) Sí, yo lo recuerdo… Sí abuela. “Volar, tener fuerza sobrenatural, controlar a quien se le diera la gana…Y claro, tener la capacidad de atravesar las paredes cuando lo desee, sí, cuando ella lo deseara… suplantar la identidad de quien quisiera, leer la mente… y… y… y… Volverse invisible.
(Graba su voz en el celular, muy profesional) El sujeto quería volverse invisible.
Eso es.
(Se queda de pie, unos segundos, en silencio) Y… pues al parecer… el experimento… funcionó. Yo la metí en esta cápsula. (Abre la tapa de la cápsula y es evidente que está vacía. Si es posible se mostrará, como en un acto de magia, el interior de la cápsula vacía al público)) Y pues… Ya no está.
Una de las explicaciones que puedo dar es que ella efectivamente es ahora invisible… pero… ¿por qué no se comunica? Y por otro lado. Es invisible, yo digo, pero ciertamente no es muda. No. A ella, sí, le gusta mucho la comunicación. Ustedes saben. Y aunque fuera invisible y muda… pues podría tocarme, podría darme aunque fuera un golpe, una patada… O algo no tan violento. Podría tomarme de la mano.
(Retoma su lugar como conferencista) Podemos decir que el experimento ha sido… un éxito relativo. Hemos podido transformar al sujeto. Pero… Ya no hemos podido tener contacto con él. Eso es.
Aplausos grabados, escasos. Cara de circunstancia de Filus.
Oscuro
7.
Filus se encuentra sentado encima de un viejo mueble y con una media en la cabeza.
Filus. — (Decepcionado) No, no soy el ingenio de todos los tiempos. Soy un fracaso. No tengo cara. Nada de lo que hago sale bien. (La tapa de la cápsula se abre, y luego se ilumina. Se escucha un sonido agudo, lejano) ¿Hermanita? ¿Bosca? ¿Estás ahí? (Filus se quita la media de la cabeza y salta emocionado. Se coloca junto a la cápsula y trata de hacer que su hermana se comunique) ¡Bosca...! (Toca con sus nudillos la tapa, abre y cierra varias veces) ¡Oye...! (Cierra la tapa y trata de escuchar lo que sucede dentro. Se escuchan risas nerviosas de mujer, carcajadas de hombre) Bosca, ¿qué andas haciendo, eh?
Se escucha una voz distorsionada de mujer.
Voz distorsionada de mujer. — ¡Filus...! ¡Aléjate! Vete de aquí antes de que sea demasiado...!
Filus. — ¿Bosca?... (Silencio. Filus, desconcertado abre la tapa de la cápsula) ¿Y este libro? Esta abierto en esta página… Tiene un gato encerrado en un círculo. Un gato blanco… ¡Por qué un gato blanco? (Filus toma el libro y empieza a leer) Conjuro especial para cuando todo esté perdido: Haz grande un círculo; con la sal de mil años haz un círculo. Comienza en calma y llega lentamente a una alta noche. Haz del mundo oscuridad y de la noche esfera. Cuando la luz del fuego esté en el centro, conocerás las palabras... (Filus se coloca debajo de un haz de luz en el escenario; luego, enciende una vela y la coloca en el centro. Sale cuidadoso y vuelve a tomar el libro) Ahora, consulta la página doscientos cuarenta y uno... (Obediente) Página dos, cuatro, uno: ya está. (Lee) Si sabes cuántas vidas tiene un gato, ve y colócate en el centro. (Llega al centro de la circunferencia. Filus toma la vela y sigue leyendo) ¿Ya estás adentro?... (Filus responde) Sí y ahora qué... (Lee) Ahora, si verdaderamente sabes cuántas vidas tiene el gato, cuenta las veces necesarias una y otra vez hasta que llegue. (Deja de leer) Ya entiendo... Gracias, Bosca, donde quiera que te encuentres. Espero que puedas perdonarme. Pero no entiendo nada de esto, del libro y el gato blanco… Y… creo… me imagino… estoy seguro de que es un conjuro para que aparezca un gato. Muy interesante. (Anhelante) Es magia. (Recapacita) No, pero qué estoy diciendo. Yo odio la magia y esas idioteces. (Vuelve a leer) Esto está facilísimo. Vamos a ver... (Sale del círculo y pone el libro y la vela apagada en un mueble. Coloca un pizarrón en el tripié y escribe) Un gato tiene siete vidas. Siete gatos una vez (Escribe 7 x 1= 7) Son siete. (Sigue anotando las cantidades) Siete gatos dos veces: catorce... (Pizarrón: 7 x 2= 14) Más siete... (Anota y dice: 14 + 7= 21) igual a veintiuno. Y si sometemos este resultado a un valor exponencial tendremos veintiuno, más veintiocho, más treinta y cinco más cuarenta y dos... (Anota y dice: 21 + 28 + 35 + 42) más siete veces siete que son cuarenta y nueve... (Anota y dice: +49) tenemos como resultado: Ciento noventa y seis gatos (Anota: 196 gatos).
Y si sumamos de atrás para adelante (Anota y dice: 6 + 9= 15 + 1) O no... Mejor de adelante para atrás... tenemos: uno, más nueve igual a diez (Escribe y dice: 1 + 9= 10) y si sumamos el seis tendremos...
(Escribe y dice 10 + 6= 16) dieciséis... Y por supuesto UNO más SEIS es lógica y sencillamente el resultado final... (Anota 1 + 6) Es igual a SIETE!... Por lo tanto siete vidas tiene el gato. ¿O no es que tenía nueve?… Voy a buscarlo en Google… (Busca en su celular) Tiene siete o nueve… depende del país. Bueno. Como sea, ¿dónde está el maldito gato...?
La luz se apaga por completo. Luego, lentamente se ilumina el centro del círculo y vemos…
La imagen de un demonio de cuerpo entero, una estatua o muñeco grande, tal vez un alebrije o Judas. Desde dentro se escucha su voz.
Voz cavernosa. — Aquí estoy, Filus... Me llamaste.
Filus. — (Despectivo) Yo no te llamé. Quería una respuesta.
Voz cavernosa. — Ven, acércate.
Filus. — No me acerco. Dónde está mi hermana. ¿La tienes tú?
Voz cavernosa. — ¿Sí o sí…?
Filus. — Sí, qué.
Voz cavernosa. — Soy la solución a tus problemas, soy la solución.
Filus. — ¿De verdad? Quiero que mis experimentos funcionen; quiero que mi hermana regrese, ¿eres capaz de ayudarme?
Voz cavernosa. — Todo lo que tú haces funciona. Por eso he venido.
Filus. — No funciona nada de lo que hago. No lo sabes. Convertí a mi abuelita en lo mismo que antes era y, luego, desaparecí a mi hermana. Por qué dices que mis experimentos funcionan. Soy un fracaso. Soy un asco.
Voz cavernosa. — Ayúdame, Filus... Dame tu mano.
Filus. — Y cómo te voy a dar la mano. Tú no tienes mano.
Voz cavernosa. — Te necesito, Filus.
Filus. — Ah, sí, cómo no. Entonces no eres un demonio muy poderoso.
Voz cavernosa. — Ven, te vas a divertir.
Filus. — No lo sé... No lo creo.
Voz cavernosa. — Si no vienes, tu hermana ya no regresará contigo.
Filus. — Eso fue lo que pensé. Tú la tienes.
Voz cavernosa. — Ajá. Ajá.
Filus. — ¿Qué? Es así como contestas. Ajá y ajá. La verdad como demonio dejas mucho qué desear.
Voz cavernosa. — Y tú como científico das pena. Mira que convertir a tu hermana en campo gravitacional de la esdro… esdro… ferosfera
Filus. — ¿Qué? Esdroferosfera… Cómo sabes eso.
Voz cavernosa. —Me mantengo informada.
Filus. — (Sorprendido) ¿Tú...? (En actitud sospechosa) Que bueno que te mantengas informada…, me da mucho gusto… Hermanita.
Voz cavernosa. — Qué te hace pensar que soy tu hermana.
Filus. — Muy sencillo. Te equivocaste de género, dijiste informada, a menos que seas una diabla y no un demonio…. Y… todavía más claro… El campo gravitacional es un concepto que estuve desarrollando en mis últimos experimentos, así como la realidad cuántica y la esdroferosfera interseccional… Investigación absolutamente mía… la esdroferosfera sobre todo es mía… me refiero… a…
Voz cavernosa. — Ah… Sí, desde luego, la esdro… ferferofero…
Filus. — Y francamente, Bosca, me parece de muy mal gusto que estuvieras espiando mi teléfono, porque es ahí donde tengo todo grabado… y que estés utilizando información privilegiada.
Voz cavernosa. — ¡Diablos!
Filus. — (Molesto) Eso digo yo… (Repentinamente optimista) Pero se me ocurre, Bosca, que ya está el proceso a punto de revertirse. Al principio eras muda, invisible y no tenías tacto. No tenías sentido del tacto, ¿no es cierto?
Voz cavernosa. — (Titubeante) Nnnooo.
Filus. — (Sincero) Ya puedo estar tranquilo, y tú más… Te aseguro de que en unos días… Tú vas a….
Repentino oscuro y explosión.
8.
Han pasado algunos días. Cuando la luz regresa ha desaparecido el demonio y la cápsula. Filus está una vez más de pie junto al atril. La iluminación es cálida y ya está todo ordenado.
(Filus, serenamente feliz) Lo cierto es que Bosca es más feliz ahora que como antes vivía. Y no, no es que nadie la haya obligado a permanecer en el estado gravitacional esdrodosférico, invención mía, y que puede si ella quiere aprender a regresar y después irse según sus deseos. La transformación no ha sido definitiva y tiene las opciones de vivir así, invisible… La voz cada día se le aclara un poco más y bueno, parece ser… que el tacto lo puede usar a voluntad… Si ella quiere la pueden sentir y si ella no quiere… Ya saben.
Mi Abus, está muy feliz ahora que está de nuevo soltera… parece que el jardinero solo fue una aventura más, pero ella definitivamente es más feliz con sus amigas. ¿Qué más? ¿Yo? Si es lo más importante… No. No es cierto. En verdad me he vuelto un poquito más humilde, sobre todo desde que publiqué mi investigación ya saben gravitacional esdrodosférica y… pues estoy becado y ya muy pronto me voy a trabajar a… al centro de… (Filus se comporta extrañamente, como si una fuerza lo empujara o lo pellizcara de repente) A una institución de mucho prestigio… ya saben… y… ¿Bosca?… Eres tú, claro que eres tú. Habla, hermanita, yo sé que puedes hablar, aun con tu ronca voz… Oye, ya… Déjame. Bien… Creo que por hoy eso ha sido todo. Los dejo, debo subir un momento y dejar este sótano… porque es aquí… donde paso más tiempo y también debo… salir y tomar un poquito de … aire…. Libre… Ya por favor… Abuela… Abuuus… Abuuuuus…. ¡Bosca se ha vuelto definitivamente loca!… Abuuuus. Abueliiitaaaaa.
Oscuro final.
Isabela Adolescente
de Benjamín Gavarre Silva
Comedia para tres personajes femeninos y una voz:
Personajes:
Isabela (Isa)
Mami
Lala.
(Voz de Jonás)
Isabela es una adolescente gorda en una sociedad que considera a la gordura como uno de los males mayores. Su gordura está distorsionada en la imagen que ella misma tiene de su propio cuerpo y es agravada por los comentarios negativos de su madre y hermana quienes no ayudan a que la chica esté a gusto consigo misma. Su imagen la atormenta, ya que se mira en el espejo con muchos kilos más de los que tiene. Es un asunto polémico, pero para lo que ella considera es gordura, otros dirían que es sobrepeso. Es un asunto que tiene que ver con la imagen negativa hacia las personas que no se ajustan a una norma y por lo tanto no se sienten bien consigo mismas. Lo peor, en el caso de Isabela, es que la imagen que tiene de sí misma no corresponde a las exigencias que las redes sociales piden para las chicas de su edad, por ejemplo una cintura imposible, como la de la Cenicienta.
Isabela (Isa) pasa la mayor parte del tiempo en su cuarto en el que está todas las tardes después de la escuela, y hasta muy entrada la noche. Es el cuarto desordenado de una joven adolescente, pero sobre todo es un refugio. Está ubicado en la planta baja de su casa grande y vieja donde viven además de Isa, su mamá y su hermana.
Además del gran espejo de cuerpo entero que domina el espacio escénico, podemos ver un biombo, un futón, un rack con ropa colgada, una silla y algunas mesas con toda clase de objetos en un desorden que solo Isa puede entender. Está también una bicicleta prácticamente nueva y utilizada como perchero. Podemos ver -a la izquierda del escenario- una puerta que comunica con la casa, a la derecha una ventana que da a la calle y, al fondo, la puerta de un baño.
Al iniciar la obra, Isa está echada en su futón. Tiene sus auriculares puestos y no deja de poner atención a su celular. Mami está sentada en una silla y mira con desaprobación y desagrado ya sea a Isabel o a su cuarto que es donde se encuentran las dos, en un frío duelo en el que supuestamente la chica ignora a su madre, pero está consciente de que esta última está ahí y la observa. Esta situación dura algún tiempo y es más o menos rota por la llegada de Lala, quien entra al cuarto, sonríe a Mami y se va a sentar junto a Isa, quien con desagrado le hace lugar. Lala también saca su celular y se pone a revisar sus redes sociales.
1.
Luz cálida. Tono de comedia con algunos elementos satíricos.
Mami. — El colmo. Esto es el colmo. ¿Tú también, Lala? Te vas a poner de su lado, como si fueras zombi.
Lala. — Yo nada más vine a ver qué estaban haciendo. Pero no entiendo, tú estás ahí, sentada, con cara de pocos amigos y no le dices nada a Chabela.
Al oír el nombre de Chabela, Isa voltea a ver a Lala con furia. Lala hace un gesto de “Yo qué” y todo vuelve a la misma situación de incomodidad, desagrado, y evasión.
Mami. — Pues sí, Lala: No entiendo cómo te pones de su parte. En vez de hacer que salga de ese estado vegetativo… te le unes y te pones también a “no hacer nada”.
Lala. — Estoy revisando mis mensajes.
Mami. — Tus ochocientos y tantos amigos de face... Y tu hermana … Mira nada más cómo está vestida, parece que en vez de vestirse se cubre, en vez de vestirse parece que se tapa, mejor que se ponga una sábana encima, o una cobija. Y mira en qué estado se encuentra su habitación, mira nada más el desorden, todo lleno de trapos, y comida de no sé cuántos días aquí acumulada, y cajas y... Y la bicicleta que le compré para hacer ejercicio ahí, de perchero está muy bien. Cómo quieres que Chabelita no esté gorda, si no sale de su cuarto y se la pasa aquí oyendo música y...
Isa. — No me digas Chabelita.
Mami. — Mírala, ya reaccionó la zombi.
Isa. — Y no me digas zombi.
Mami. — Ya viste, Lala, que no le diga zombi a la gorda. Si son las primeras palabras que le oigo en una semana. (Refiriéndose a la hermana) Al menos Lala sale a correr y sale en su bicicleta, pero tú, Isabel, nada, de nada, antes por lo menos nos hacías la comida, pero ya ni eso.
Lala. — Sí, Chabela, por qué ya no te gusta cocinar, antes por lo menos...
Isa. — ¡Que no me digas Chabela!
Lala. —Isabela, entonces.
Isa. — ¡Tampoco!
Mami. — ¿Pues cómo te decimos, gordita?
Isa. — (Silencio, Isa la fulmina con la mirada) No me llames así.
Mami. — ¿Pues por qué no bajas de peso, gordita.
Isa. — ¡Deja de llamarme así!
Mami. — Mira hija.
Isa. — Ahí vienes otra vez.
Mami. — Sí, allá voy. Te lo advierto. Si no te pones a dieta, o haces algo de ejercicio...
Lala. — Uy, ahora sí... ahora sí...
Isa. — (Se quita el auricular y se le queda viendo a su mami con fastidio) A ver, soy toda oídos (Empieza a balbucear mientras su madre la regaña) Blablabla, blablabla... blablabla…
Mami. — Si no cambias de actitud, deja tú lo gorda... Si no te pones a hacer algo de tu vida, si no te esfuerzas por lo menos en hacer tus tareas, en hacer algo de provecho, limpiar tu cuarto, hacer la comida como antes lo hacías, limpiar la casa como antes lo hacías, salir a caminar, salir a correr con Lala, salir en bicicleta con Lala...
Isa. — (Quien oye las últimas palabras de su madre) ¿Salir con ésta? ¿Limpiar la casa?, ¿hacer la comida? ¿Para que después ni siquiera se coman lo que hago, para que después ni me agradezcan lo que hago? No, lo siento, yo tengo una vida y no la voy a desperdiciar haciendo la limpieza. ¿Pues qué te pasa, mami?, ¡yo no soy tu sirvienta! (Se pone otra vez los auriculares y trata de ignorar a su madre, quien se le enfrenta, muy enojada).
Mami. — Pues te lo advierto una vez más, si no cambias de actitud, te voy a quitar la clave de internet, te voy a cancelar tu tarjeta y te voy a dejar encerrada aquí para que verdaderamente no salgas de tu cuarto. Te vas a quedar aquí, sin comer, hasta que recapacites y te disculpes.
Isa. — (Grita) ¡Que me disculpe? Tú perdóname por haber nacido, madre.
Mami. — ¡No me levantes la voz!
Lala. — Ya estalló la bomba.
Mami. — Y tú, Lala, mejor cállate, porque el castigo puede ir también para ti.
Lala. — Yo qué hice, mamita.
Isa. — (La imita) “Yo qué hice, mamita” ... ¡Mosca muerta!
Lala. — ¿Ves cómo me trata?